En relación a la salud un tratamiento es la forma que tenemos de comportarnos ante determinadas entidades nosológicas en la búsqueda de su curación o de paliar sus síntomas (mejoría sin curación), destinadas a mejorar la calidad de vida de la persona enferma.
No siempre se trata de una sola persona a la que se le brinda el apoyo o atención médica. En la consulta, sobre todo en atención primaria, existe una fuerte participación del núcleo familiar que muchas veces es tratado como conjunto, a pesar que la toma de decisiones finaliza de modo individual, reconociendo la importancia del entorno humano o familiar en el que se desarrollará.
Qué es la terapéutica
Existe una rama de las ciencias de la salud llamada terapéutica que trata sobre los principios de los diferentes tratamientos y la forma correcta de su administración.
La forma cómo se instala un tratamiento no siempre tiene que ser definitiva, las fases por la que esto pasa se denomina proceso terapéutico. La medicina es una ciencia dinámica y en muchas ocasiones el diagnóstico y/o las técnicas terapéuticas cambian sobre nuevas luces que se abren ante un paciente, por ello no es de extrañar que en el proceso terapéutico muchas veces se vea imbricando de nuevo el el análisis de situación y diagnóstico con cambios en la hoja de ruta del tratamiento.
De qué depende la elección de un tratamiento
Cada paciente es único y su esencia trae al médico múltiples circunstancias sobre las que tomamos diferentes rutas de tratamiento basándonos en una asunción diagnóstica. Incluso cuando tenemos un tratamiento muy bien definido, el descuidar alguno de los aspectos que vamos a describir a continuación puede llevar al fracaso de la terapia.
Son varios los aspectos que guían la toma de decisiones sobre el tratamiento:
- El diagnóstico por si mismo es capaz de ofrecer varias opciones de tratamiento,
- Entre ellas y muy importante están los deseos del paciente que impregnan su voluntad como ser autónomo y se rodean de sus creencias, personalidad, relaciones, condiciones de vida u otras circunstancias.
- Otro aspecto orientador es el pronóstico que en ocasiones nos lleva a hacer cambios en la hoja de ruta. Por ejemplo, no es lo mismo decidir sobre operar del corazón a un joven aparentemente en buenas condiciones y con bajo riesgo que sobre un anciano en malas condiciones con una enfermedad terminal, muchas veces los riesgos pueden ser mayores que los beneficios y lleva a tomar decisiones alternativas.
- Los deseos de la familia en el caso de pacientes dependientes también juegan un papel muy importante y
- Finalmente los aspectos éticos sobre la integridad humana que llevan como impronta los principios de la bioética de beneficencia y no maleficencia.
Tipos de tratamientos
En la ejecución de un tratamiento nos valemos de varios medios para instaurarlo como el uso de los fármacos, medidas higiénicas, cirugías, etc. Así tenemos varias opciones:
- Fármacos,
- Rehabilitación física,
- Medidas higiénicas ambientales,
- cambios en el estilo de vida, el reposo,
- medidas físicas como calor, frío, ejercicios, masajes, tracción y otros tratamientos fisioterapéuticos;
- medidas de higiene personal,
- curas de heridas,
- Cirugía
- Psicoterapia o trabajo sobre la psiquis del enfermo para llevar a cambios de conducta más funcionales,
- Medidas nutricionales que optimizan el manejo de su dieta,
- etc
Lo más común que estas medidas sean superpuestas unas con otras.
La finalización de una terapia dependerá del cese o no de la noxa que afecta al paciente, de si se desea dar paso a otra que se considere más efectiva e incluso de su libre deseo de mantener esta forma de tratamiento.
Es muy importante para el buen desarrollo de una terapia el que exista acierto en la terapia, sinceridad por parte de paciente y médico del cumplimiento y los alcances esperados, y confianza.
En esta Web tocamos muchas entidades con respeto siempre de la terapia que indique en primer lugar el médico tratante del paciente a quien siempre debe consultar.
Enfermedades frecuentes de los ojos
Principios que favorecen el mejor desarrollo de un tratamiento efectivo:
Establecer el diagnóstico más acertado que nos permita elegir las opciones de tratamiento más adecuadas. Los tratamientos deberían cumplirse sobre la base de algunos principios modeladores:
Establecer una relación médico-paciente favorable que mitigue las dudas, genere confianza y con ello lleve a adherencia al tratamiento y el establecimiento de intervenciones precoces o cambios en la hoja de ruta.
Tratar al paciente como ser humano con emociones y una importante carga psíquica y no sólo ver en él al cuerpo físico portador de enfermedades.
Respeto a la voluntad del paciente, tratar de predecir que situaciones pueden influir en una baja adherencia a la terapia indicada, buscar mejorarlas, o si no es posible, respetarlas quedando dispuestos a brindar auxilio si esto cambia. Entendemos entonces que es el paciente, o su representante si este no se vale por sí mismo, quien toma la decisión final.
Hacer un ajustado análisis del riesgo-beneficio de las terapias disponibles. Un tratamiento se debe instalar cuando sus beneficios superan razonablemente el riesgo que pudiera traer si no se administra.
El tiempo de observación puede dar lugar a la mejoría, vale mucho cuando se trata de enfermedades autolimitadas, siendo por el contrario enemigo de situaciones críticas que requieren pronta intervención. En las enfermedades autolimitadas es importante recordar aquello de: *Baños de paciencia, *Tintura de tiempo *Comprimidos de observación con acción prolongada. *Cucharadas de prudencia.
Educar es parte del tratamiento y forma parte de la promoción de la salud, un paciente bien informado colabora más efectivamente y facilita la toma de decisiones. El médico es un educador. Cuando sea posible hay que anticiparse a los problemas y promover estrategias que los atajen.
Debemos ser muy cautos con medicamentos nuevos que se promueven como la mejor solución para algo en base a la grandilocuencia y no en las evidencias, la propaganda exagerada a veces crea matrices de opinión que parecieran ser ciertas, ante esto primero debemos investigar la realidad de la nueva terapia contra otros tratamientos que vienen funcionando. No siempre el medicamento de moda es el mejor, el tiempo lo dirá.
Notificar sobre los posibles efectos adversos esperables de la terapia a instaurar. Los medicamentos deben ser además de útiles seguros y el beneficio que con ellos se obtenga debe superar siempre en riesgo. En ocasiones los efectos adversos no son esperados y corresponden a reacciones idiosincráticas o alérgicas.
Explicarle al paciente los objetivos que se persiguen con las estrategias de tratamiento a instaurar puede lograr una mayor aceptación y colaboración de su parte. En este caso cabe explicar cuando un tratamiento persigue sólo el alivio de los síntomas o cuando se busca la curación, cómo deben usarse estos medicamentos y la posibilidad de que la dinámica de su respuesta pueda hacer necesarias otras medidas a futuro.
Es fundamental individualizar la terapia, cada paciente es diferente y el médico puede juzgar para este un tratamiento único o la combinación de varias estrategias terapéuticas en función de su condición, edad, sexo y antecedentes que le hagan aproximarse a una terapia personalizada.
Tanto médico como paciente son responsables del éxito terapéutico, existe una responsabilidad compartida donde cada elemento debe jugar lo mejor posible el rol que le corresponde como un equipo estableciendo objetivos terapéuticos a corto, mediano y largo plazo.
En casos complejos cuando existen múltiples problemas médicos deben atacarse estos desde todos los flancos necesarios, en ocasiones puede ser mejor atacar cada uno por parte sin excederse en fármacos restringiéndose con prudencia a los más útiles o necesarios. Cuando la suma de problemas médicos de un paciente parece un gigante invencible la simplificación del trabajo por problemas individuales puede hacer la situación más abordable, cuidando los riesgos iatrogénicos.
La mayoría de las veces, cuando empezamos un nuevo tratamiento, es recomendable iniciar con la mínima dosis que tenga efecto terapéutico e ir titulándolo de acuerdo con la respuesta obtenida, no colocando medicamentos que realmente sean innecesarios o de dudosa utilidad. Es importante interrogar al paciente para saber qué otros fármacos puede estar tomando, incluso aquellos automedicados que pueden originar interacción, sobredosis, etc.
Hay que tomar en cuenta a la familia, el paciente puede requerir que se intervenga en el entorno familiar o sacar más ventaja de los recursos auxiliares de su núcleo familiar, o el médico necesitar saber cuando estos no existen y qué puede sugerir para sustituirlos.
Identificar factores que afectan el cumplimiento de la terapia o que exponen al paciente a exacerbaciones de su patología o a una respuesta deficiente al tratamiento (ejemplo: fumar en crisis de asma).
Entregar instrucciones claras, una buena letra en una receta y una correcta explicación favorecen el cumplimiento de las órdenes médicas.